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lunes, 27 de abril de 2009

AQUÍ, MADRID, DOS MIL...

Aquí, Madrid, dos mil nueve;
una mujer sola.

Una mujer llena de Abril
de indeleble destierro bajo cielo gris
dirigiéndose hacia la ambigüedad fútil
hacia la confusión del confeso y de las errantes
quimeras - y la indulgente primavera
ya en abrupto llanto, Mayo, de lluvia…-

Aquí, Madrid, entre travesías
y distancias, una mujer: una mujer sola.

- Pronto se plantará mayo y después junio,
y abundante sombra, y finalmente, la evidencia-.

Una mujer con un recuerdo para nada
delante de su capricho para todo.

Ángel González


viernes, 24 de abril de 2009

Será porque duermes

Te quedas dormido en el sofá rojo
y yo espero que me contagies de calma
que tu sueño atrape al mío.
Las cortinas también rojas
bailan de viento,
el mutismo exagerado
con humo aún más rojo.
Te vigilo.
Tu cabeza descansa sobre una de tus manos;
la palma abierta
refugio de aliento.
Tras tus ojos,
en la oscuridad,
se tejen despropósitos
y otros anhelos.
En la sonrisa mínima
que se asoma
imagino al niño que no abandonas
y me pregunto
(justo en el cruce de tus piernas)
qué sucedería
si el mundo quedara suspendido
en este último suspiro.
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El escondite del silencio por Ade Giménez Ribes se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España.