Páginas

martes, 18 de marzo de 2008



Ella dice:

Sentirse realmente triste, hoy, ayer, antes de ayer,... el tiempo salpica de sarna que se adhiere a una pena que consume... tic, tac, tic, tac,... nada cambia... todo sigue dando vueltas, pensarse epicentro del propio mundo, y ni siquiera eso, fruto de una credulidad aparente, interesada; más autoengaño.

Y sabe:

El entorno se percata de cada vaivén. La transparencia de las emociones, que no encuentran refugio, muestran la vulnerabilidad que nos conforma. Ahora que ya no me sé querida, sigue dándome vértigo la soledad y el curso de la vida. Espiral, espirales alienígenas. Los secretos insomnes de mi cabeza.

Cuando piensa:

Ojalá encontrara alguien que me almibara, sí, que me almibara de pies a cabeza para encontrar sosiego en el alma, aunque fuera por una noche donde olvido reinara, donde tú no existieras.
Licencia Creative Commons
El escondite del silencio por Ade Giménez Ribes se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España.